Tras pausa de dos años por la pandemia, Raíces del Sur volvió a reunificar a familias migrantes en emotiva ceremonia
(Domingo 11 de diciembre, Omaha, NE) Daban las 3 de la tarde de ese frío, pero cálido día a la vez por tantas emociones encontradas, cuando un servidor arribó en las instalaciones del Centro Pastoral Tepeyac en donde se llevó a cabo uno de los eventos más emotivos del año presentado por la organización sin fines de lucro “Raíces del Sur”, y en el que, decenas de familias se encontraban reunidas con un temple de gusto, desespero y emoción proveniente de la tan sola idea de saber que pronto volverían a abrazar a su ser querido.
Honestamente, desde que Luis Aguilar, director y fundador de esta organización con sede en el estado de California, presentó el programa en Omaha bajo la coordinación de Raúl Rentería, no había tenido la oportunidad de presenciar el momento clave en el que tantas personas culminan un tiempo de gran espera entre lágrimas, empatía, nostalgia y mucho amor. Si bien, he seguido y apoyado este maravilloso trabajo desde una perspectiva más informativa, fue justamente el día domingo que corroboré mi postura no solo de compartir a la comunidad esta grata experiencia, sino de invitar a que sean parte de la misma a través de la fe, la esperanza y el apoyo a múltiples personas que, tanto desde México como en los Estados Unidos, han trabajado en conjunto con el Sr. Aguilar desde muchos años atrás para hacer esto posible y lograr que hijos que no han visto a sus padres desde hace tanto tiempo, no solo tengan la dicha de hacerlo una vez más, sino también de poder abrazarlos y sentirlos cerca pese a los estragos del tiempo. Y es eso, de hecho es el tiempo lo que uno quisiera que en ese momento se detuviera y durara para siempre, una de las sensaciones más dominantes entre tantas emociones y sentimientos. Sí, lo digo como espectador, pero también como una persona que entiende de empatía y amor, del poder que tienen ambos para lograr penetrar hasta el corazón más fuerte frente al llanto de aquellos a quienes se les hacía añicos la vida por un instante cuando estaban viviendo algo que durante mucho tiempo fue un vago anhelo.
Es por ello que, a través de este medio, quiero expresar mi más sincero respeto, admiración y agradecimiento a esta noble causa y a todos aquellos que están involucrados en tan importante labor humanitaria que, con paciencia, dedicación y con el único propósito de regalar alegría y felicidad a cientos de familias; han permanecido firmes y deseosos de que sean cada vez más los padres que puedan viajar al país de las oportunidades, y sentir el calor de sus hijos e hijas a quienes alguna vez tuvieron en brazos y que, hoy por hoy, son mujeres y hombres de bien, hechos y formados bajo las raíces del hogar y los valores de la familia; tal vez lejos de casa, pero ciertamente presentes en recuerdos, en sangre y por medio de las nuevas generaciones, muchas de ellas quienes pudieron conocer el origen de su procedencia en un tímido abrazo que se quedará postrado para la eternidad, aunque por un momento haya sido solo eso, un momento fugaz que para los lazos directos más estrechos fue el inicio de una gran y nueva aventura en sus vidas.
Así que, gracias una vez más al Sr. Luis Aguilar y a todo el equipo de Raíces del Sur que viajaron desde México y California para presenciar y ser parte de esta reunificación. Gracias a todos los que colaboran desde Omaha como lo son Carlos Valdéz, Raúl Rentería y Jorge Rosas, estos últimos quienes también vivieron en carne propia el reencuentro con sus adoradas madres a quienes no veían desde hace más de 20 años. Me disculpo de antemano por no poder mencionar a todos y cada uno de los que están detrás de este magnífico proyecto, pero les extiendo por igual mi admiración al involucrarse y aportar su granito de arena en lo que para muchos podría ser algo utópico, pero que por ustedes es demostrado que, indudablemente, los sueños sí se hacen realidad.
También hago una mención de agradecimiento al Diácono Gregorio del Centro Pastoral Tepeyac, a Víctor López de Rancho el Imperio por su aporte, a Dj Challenger, a colegas de los diferentes medios de comunicación, a todas las personas que estuvieron apoyando con comida, bebidas o de alguna u otra manera; pero, principalmente, a todas las familias que confiaron en que esto iba a ser posible. Ahora solo me queda abusar un poco a través de estas líneas y pedirles un único favor que tal vez está de más: “Disfruten a sus seres queridos, a su mamá, a su papá. Háganlo en la mayor medida ahora que los tienen con ustedes. Disfrútenlos como si no hubieran pasado los años, pero con esa intensidad que solo el tiempo puede impactar en cada uno de nosotros.
No se pierdan en la totalidad de sus deberes y dedíquenles el mayor tiempo, háganlo por aquellos que no pudieron venir, por aquellos que se adelantaron y se fueron de este mundo terrenal antes de poder viajar. Por esas familias que no tuvieron la misma oportunidad que ustedes tienen ahora. Háganlo porque es indispensable el amor de mamá, de papá, y porque ahora tienen muchas más razones de no volver a separarse jamás de ese lazo tan poderoso que les dio la vida. Llévenlo a cabo, y también compartan la voz a otros para que no pierdan la esperanza y puedan reunirse como ustedes con su o sus progenitores”. Gracias y que tu vida y la de tu familia siempre esté llena de Dios…
Sinceramente: Oswell Reza
Para mayor información sobre el programa de reunificación familiar de Raíces del Sur, comuníquese con Raúl Rentería, coordinador de la organización en Omaha al número: (402)415-8487
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