Adolescente de Omaha recibe condena de 80 a 100 años por homicidio en gasolinera

Delvin Amaya, un joven de 17 años, fue sentenciado el martes a una condena de entre 80 y 100 años de prisión por homicidio en segundo grado y uso de arma de fuego para cometer un delito grave, en relación con un asesinato ocurrido en enero en una gasolinera del centro de Omaha. La condena se emitió después de que Amaya se declarara “sin oposición” en septiembre, lo cual resultó en una modificación de su cargo original de homicidio en primer grado a homicidio en segundo grado. El caso de Amaya ha captado la atención debido a la naturaleza de los cargos y su historial judicial previo. Al momento de su primera comparecencia en la corte en enero de este año, Amaya tenía pendiente una revisión de su libertad condicional, impuesta en julio de 2020. Los documentos judiciales indican que fue sentenciado a libertad condicional indefinida tras ser hallado culpable de agresión en tercer grado y de portar un arma de fuego oculta. Tras su arresto en enero, fue retenido sin derecho a fianza. A lo largo del proceso judicial, se retiraron cuatro cargos adicionales en contra de Amaya: dos cargos de agresión en segundo grado y dos cargos de uso de arma de fuego para cometer un delito grave, reduciendo la complejidad de los cargos que enfrentaba. Sin embargo, la gravedad de la sentencia refleja la contundencia de las pruebas y la decisión del tribunal de establecer una condena ejemplar. El caso también involucra a Mario Amaya-Castillo, de 46 años, padre de Delvin Amaya, quien enfrenta cargos de complicidad en el asesinato y manipulación de evidencia. Amaya-Castillo se declaró culpable en septiembre de cargos menores por intento de manipulación de evidencia física y obstrucción de las operaciones gubernamentales. Está previsto que reciba su sentencia el próximo 3 de diciembre. Este caso ha puesto en relieve las graves consecuencias del uso de armas de fuego y de la violencia juvenil en la comunidad de Omaha. La sentencia de Delvin Amaya se considera una medida estricta dentro del sistema judicial, en un intento por desalentar futuros crímenes de esta naturaleza y recalcar la importancia de la responsabilidad penal, incluso entre jóvenes. Además, el enjuiciamiento de Amaya-Castillo subraya la postura de las autoridades contra la complicidad y la manipulación de evidencia en crímenes violentos. Con este fallo, la comunidad local espera ver una respuesta sólida del sistema de justicia en casos que involucran violencia juvenil y el uso de armas de fuego, especialmente cuando otros actores familiares también participan en acciones que obstaculizan el proceso judicial. La sentencia de ambos representa un mensaje contundente para la ciudadanía de Omaha y sus alrededores sobre las consecuencias legales de los delitos graves y la importancia de un entorno libre de violencia.

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