Un Reconocimiento para las Madres

 

PicturePor José López Zamorano

Con su decisión de respaldar una reforma migratoria con una ruta a la ciudadanía, como la única solución moralmente aceptable para resolver el caos migratorio de Estados Unidos, Hillary Clinton no sólo dio un reconocimiento anticipado a muchas madres inmigrantes, sino que colocó la situación de 11 millones de indocumentados como un tema central para la elección del 2016.

“No podemos esperar más por un camino a una ciudadanía plena e igualitaria”, sostuvo la semana pasada en Las Vegas, Nevada, la ex primera dama, ex senadora de Nueva York y ex secretaria de Estado. En su opinión, cualquier otra salida sería equivalente a reducir a los indocumentados a “estatus de segunda clase”.

Hillary Clinton sostuvo asimismo que es necesario ir más allá de las acciones ejecutivas del presidente Barack Obama en migración, que incluyen una versión ampliada del Programa de Acción Diferida para Llegados en la Infancia (DACA) y de su variante para adultos DAPA.

Organizaciones de defensa de los migrantes aplaudieron el nuevo posicionamiento de Hillary Clinton. “Esas son exactamente la clase de posiciones políticas específicas que los inmigrantes y sus aliados deseaban escuchar, y es posible que tengan un efecto poderoso en el entusiasmo de votantes latinos, asiáticos e inmigrantes”, sostuvo la organización America’s Voice.

Ciertamente es común escuchar entre los votantes latinos que muchos de los candidatos a puestos de elección popular no hablan su idioma –y no me refiero al español—sino al hecho de que no parecen identificarse con las prioridades de los votantes, en especial en temas como la migración o la educación. Otros se quejan de las promesas incumplidas, lo cual casi siempre se refleja en un desánimo a la hora de votar.

Aunque encuestas muestran que el electorado latino no está en el bolsillo de ninguno de los dos grandes partidos, aún es común que su voto sólo sea cortejado en temporada de elecciones, para después ser olvidado hasta el siguiente ciclo electoral.

El único antídoto para evitar la repetición crónica de semejante afrenta es que cada uno de los latinos elegibles para votar asuma su responsabilidad de hacer valer su voz y su voto, sólo así se conseguirá ser tomados en serio y reconocidos como un factor de peso en el desenlace electoral y en el futuro del país.

Un ejemplo son los más de 3 millones de residentes permanentes mexicanos que aún no se hacen ciudadanos. ¿Qué esperan? México acepta la doble nacionalidad y al hacerse ciudadanos los beneficios son evidentes, incluido el derecho al voto. Así como otros luchan porque los hermanos inmigrantes sean ciudadanos plenos, no debe caber la duda en quienes ya tienen esa oportunidad y no dan los pasos necesarios para hacerlo realidad.

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