El Buen Catequista

Por Padre Gregorio Congote

Entre las muchas bendiciones que Dios me ha concedido cuento con la alegría de haber estudiado en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia. Esta universidad es de la Compañía de Jesús conocida como los Jesuitas quienes son expertos para enseñar. Ellos lo difícil lo explican fácil. Nuestro actual Pontífice el Papa Francisco es jesuita. En el año 2013 el Congreso Internacional sobre la Catequesis se convocó en Roma y como buen jesuita el Papa Francisco de una manera muy práctica les habló sobre las tres claves más una cuarta del buen catequista. En mi opinión esta enseñanza está dirigida a todos los cristianos pues a todos nos viene muy bien ponerla en práctica. La primera consiste en tener familiaridad con Jesús quien nos invita a ser sus discípulos permaneciendo unidos a Él de la manera como el sarmiento está unido a la vid. Si estamos unidos a Él podremos dar fruto, y esta es la familiaridad con Cristo. Dice el Papa que permanecer en Jesús es un permanecer apegado a Él, dentro de Él, con Él, hablando con Él, pero, permanecer en Jesús. La segunda enseñanza consiste en ir al encuentro de los otros lo que implica salir de uno mismo pues esto es imitarlo a Él quien sale de sí mismo para ir al encuentro del otro. Mientras más te unes a Jesús y Él se vuelve el centro de tu vida, más Él te hace salir de ti mismo, te descentraliza y te abre a los otros. Este es el trabajo del catequista: salir continuamente de sí por amor, para testimoniar de Jesús y hablar de Jesús, predicar a Jesús. La enseñanza número tres nos pide que no tengamos miedo de ir con Jesús a las periferias, es decir, ser misionero. Jesús dice: vayan pues estoy con ustedes pues si nosotros vamos a llevar su Evangelio con amor y con verdadero espíritu apostólico, Él camina con nosotros y nos precede. La cuarta enseñanza o clave que el Papa menciona es el amor. Port eso el Papa insiste en que busquemos una vez más ser una sola cosa con Cristo, sigámoslo, imitémoslo en su movimiento de amor, en su ir al encuentro del hombre y salgamos, abramos las puertas y tengamos la audacia de trazar nuevas vías para el anuncio del Evangelio