Deportes con Edgar Calvillo

MÉXICO ELIMINADO

La selección mexicana terminó su participación en el mundial de Qatar con un absoluto fracaso. Desde antes de que rodará el balón en esta justa mundialista, ya se presentía una eliminación rápida del tricolor, por las formas en las que se había presentado a los partidos previamente. Desafortunadamente, su actuación tibia dejó un sabor amargo en los aficionados fieles que siguen a su selección por todo el mundo. Primeramente, contra Polonia, a pesar de que Memo Ochoa atajó un penal a Lewandosky, se quedó con la sensación de que se pudo haber ganado este partido, pero le faltó la contundencia requerida en un mundial. De nada sirvió dominar el partido si la victoria no se consiguió, y posteriormente llegó la eliminación. En el partido en contra de Argentina, los jugadores maniataron a una poderosa albiceleste en un primer tiempo, pero con un planteamiento defensivo, en el que te estarán atacando durante todo el partido, es muy probable que te ganen el encuentro y más aún cuando cuentas con un genio del fútbol como es el caso de Lionel Messi. Finalmente, después de haber tenido dos partidos para el olvido y sin gol, quisieron clasificar apostando a que Polonia sería goleada por Argentina y México golearía a Arabia Saudita. Nada de esto sucedió. El milagro no llegó. La eliminación mexicana se consumó y el fracaso se pintó en la cara de directivos, jugadores y cuerpo técnico. Este fracaso es la consecuencia de un mal manejo del fútbol mexicano en el que prevalecen los intereses económicos sobre los intereses deportivos. Obviamente, el fútbol profesional es un negocio, pero se han olvidado de la esencia del deporte y se han concentrado en el valor de los billetes. La eliminación del ascenso y descenso; el exagerado número de jugadores extranjeros en las alineaciones (salvo Pachuca que ha impulsado dignamente a sus fuerzas básicas); una convocatoria lleno de polémica por llevar a jugadores lesionados y dejando fuera a futbolistas que venían con buen nivel; el formato de competencia de los torneos cortos con liguilla, donde el equipo que llega como número 12, puede ser campeón fomentando la poca competencia jornada tras jornada; el exceso de partidos moleros que no han servido para nada; quedar fuera de serias competencias que le estaban dando mucho roce internacional a los mexicanos como la Copa Libertadores y Copa América, en fin… Quedar eliminado en los partidos clasificatorios rumbo a los juegos olímpicos; perder la Nations League; perder constantemente en contra de los Estados Unidos, fueron el preámbulo de este fracaso. Ahora, quedan varias dudas que resolver durante este próximo proceso mundialista en el que México será anfitrión. Los que dirigen el fútbol saben el camino, pero parece que no les interesa el crecimiento futbolístico de la selección. Personalmente, dudo que cambien las cosas, ojalá me equivoque…